El Paleohistórico Monumento a Güemes.

 

El Paleohistórico Monumento a Güemes.
El magnífico conjunto escultórico que se levanta en nuestra ciudad de Salta, en recuerdo al mas insigne de sus hijos, el Gral. Martín Miguel de Güemes, está cimentado sobre antiguas rocas que guardan una historia, tan apasionante como asombrosa.
Cuando se decidió levantar el monumento al gran prócer argentino, las personas que incentivaron esta honra, pensaron en mostrar la magnificencia de la naturaleza en conjunto con la del héroe gaucho, y que mejor que construir su monumento con rocas salteñas, que simbolizaron la durabilidad y cohesión, las cuales van unidas con el pensamiento de perennidad, en los valores patrios. Sin duda alguna la concepción de homenajear al héroe gaucho en un monolito de piedra, fue bien recibida por todos. Pero lo que aquellas personas no sabían, es que también estaban levantando un monumento a la historia pretérita del planeta. Ya que las rocas utilizadas en dicho homenaje, poseían como característica las huellas de la paleohistoria, es decir que en ella se encontraban los vestigios de un pasado remoto que se remontaba a los inicios de la vida en la tierra.
Sin saberlo los constructores del monumento a Güemes, nos legaron no solo un hermoso conjunto de arte y esculturas, sino que nos dejaron un mapa de la tierra antediluviana. Gracias a que el monumento no fue revestido como es costumbre con piedras ornamentales ni con cemento, (tal es el caso del Monumento 20 de febrero o el Monumento a Arenales en la plaza 9 de Julio), llegamos a percibir antiguas marcas dejadas por seres que supieron vivir en estas latitudes, cuando Salta pertenecía a un mar helado epicontinental (una masa de agua no tan profunda) en lo que se llamó Gondwana, un antiguo continente que conformaba al mundo.
El Monumento a Güemes, fue construido con piedras especiales de gran durabilidad. En principio se comenzó con rocas extraídas de la antigua cantera que existía en el Cerro San Bernardo, que se encontraba atrás de lo que hoy es el Policlínico Regional Salta, también llamado como el cerro sempiterno de la ciudad. La roca en cuestión era la cuarcita, de la cual nuestra capital tiene muchísimos ejemplos, ya que en el pasado se la utilizaba para la construcción de viviendas, veredas y cordones cunetas, siendo esta en conjunto con otras piedras las bases con la que se levantó la urbe salteña en épocas coloniales. Pero no solo desde esa vieja cantera se proveyó material geológico, sino que se debió buscar otro sitio donde se pudieran extraer rocas de grandes proporciones, las que embellecerían el monolito. Es por ello que fue necesario traer peñones y rocas desde otro punto de afloramiento geológico, el cual fue situado en la quebrada de Gallinato, hacia la zona norte de la capital. Allí se extrajeron grandes piedras de cuarcita rosa, la cual fue provista por los empresarios Pereyra Rozas y Kepes. Los bloques enteros debieron extraerse sin el uso de explosivos para evitar que se destruyeran o fragmentaran, teniendo tamaños que iban desde los cuatro a cinco metros con pesos que oscilaban las diez hasta quince toneladas. Para poder transportar estas enormes piedras, se debió construir improvisados aparejos para poder colocar sobre camionetas y camiones las rocas que serían trasladadas por caminos y puentes construidos para tal efecto.
Así llegaron las rocas que conformaron el espléndido monumento al héroe gaucho, y en conjunto con las que ya había en el sitio se comenzó a levantar la obra a mediados de la década de 1920 y termino en el año 1931, cuando fue inaugurado.
Las cuarcitas se habían formado en la plataforma oceánica que existía en Salta hace unos 470 millones de años atrás, en el sitio que se denominaría como la formación Mojotoro. Debido a los innumerables cambios geológicos de la tierra, ese material antiguo se levantó cuando se conformaron los Andes, quedando en posición inclinada y que sirvió luego para conformar los cerros y montañas que circundan la ciudad de Salta.
Las marcas que quedaron en las cuarcitas y otras piedras, fueron la de los animales que supieron vivir en aquellos remotos tiempos del periodo Ordovícico de la era paleozoica. En esa época aun no existían los vertebrados, por lo que estamos hablando de seres anteriores a los dinosaurios, ni siquiera las plantas en la forma en la que las conocemos, sino que solo había líquenes y musgos. No había peces, tampoco anfibios, ni mamíferos ni aves. Los reyes de ese periodo eran los seres invertebrados, que poblaban las aguas de aquellos océanos primigenios, entre estos animales se destacaban los famosos artrópodos como ser trilobites, también graptolites, moluscos bivalvos, gasterópodos y cefalópodos; quienes convivían entre algas, esponjas y corales, en conjunto con otros animales marinos ya extintos.
Las huellas petrificadas de varios de ellos se conservaron en las rocas de la formación Mojotoro, siendo el Cerro San Bernardo uno de los sitios donde se encontraron muchísimos fósiles. En las arcaicas playas marinas de lo que sería Salta, se sabían depositar arena y barro este ultimo de consistencia arcillosa que luego se convirtió por los efectos de la geología en roca pura, donde se conservaron las huellas de los exoesqueletos (o sea el cascarón) de esos seres, convirtiéndose en fósiles de aquellos invertebrados. Mientras que la arena de color blanco que bañaba las costas, estaba conformada por cuarzo cristalino, el cual mediante el proceso de enterramiento se transformó en Cuarcita, las que se tiñeron de color rosáceo debido al hierro férrico. El oleaje se iba tapando a medida que otro lo suplantaba, es así que gracias a esto las marcas de oleaje (llamadas ondulitas), permanecieron inalteradas bajo cientos de marejadas conformando laminaciones, con niveles de acumulación de minerales pesados y otros livianos, dándonos como resultado estructuras sedimentarias en la roca, que al día de hoy podemos observar en el monumento a Güemes a simple vista.
Otro rastro fósil de aquellos lejanos tiempos que se encuentran en las piedras del monumento, son las marcas dejadas por los trilobites, quienes se arrastraban por la arena en las profundidades de las aguas, dejando su huella en forma de dos lóbulos bifurcados, como cuando uno pasa dos dedos por la arena, estas marcas fueron llamadas por los expertos, como cruzianas, debido a que su descubridor el naturalista francés Alcides D'Orbigny, las hallo en Bolivia en la época cuando gobernaba el mariscal Santa Cruz, y en honor a este mandatario el bautizo a esas huellas fósiles como Cruzianas. Las que se encuentran en el monumento son de calidad excepcional dignas de un museo, ya que se las observa a simple vista como si los Trilobites las hubieran dejado ayer mismo. Es por eso que muchos geólogos y científicos proponen el cuidado y preservación de tales fósiles al aire libre, en el marco de la ley 25.743 de patrimonio arqueológico y paleontológico. Debido mas que nada, a que durante los años en que el complejo escultórico se ha mantenido en pie, las personas sin saber colocaron placas conmemorativas en las rocas que lo conforman, dañando así este invaluable registro, como así también tapando con cementó algunos sectores, aparte de que en algún tiempo estos rastros antiguos fueron vandalizados junto al monumento con grafitis y pinturas en aerosol. Es por ello que se propuso que las placas recordatorias no fueran colocadas en las piedras, sino en paredes construidas para tal fin. Lamentablemente esto no se ha tomado en cuenta y aun al día de hoy se siguen colocándose recuerdos de bronce o mármol sobre los fósiles, destruyéndolos o tapándolos para siempre.
No solo estas huellas paleohistoricas, se encuentran en dicho sitio, sino también las marcas dejadas por los primeros gusanos que existieron en el planeta, convirtiéndose así en uno de los más antiguos sitios geológicos en el país, en donde se conservan esas trazas. Estos organismos primitivos dejaron sus huellas en el fango marino, como grabados que demuestran, como se movilizaban quizás buscando alimento o como simple forma de su actividad vital.
Hasta hace unos sesenta años, se creía que las rocas del noroeste denominadas basamento proterozoico, no poseían rastros de vida arcaica, mientras que en otras como la ya mencionadas anteriormente, estaban repletas de fósiles y marcas de los seres que supieron vivir en el Ordovícico. Por ejemplo, a las piedras que se encuentran como base del cerro San Bernardo, se las creía sin ningún rastro fósil, son esas rocas grises o verdes, lajosas, que por lo general afloran ampliamente en la Quebrada del Toro, o sitios como San Antonio de los Cobres, entre otros. Pero en la década del 70 se descubrió que las rocas de basamento, si poseían huellas prehistóricas, realizadas ya no por seres con caparazón, pero si invertebrados con morfología blanda, que no eran otra cosa que gusanos antiguos, de los cuales no quedaron registros como los demás fósiles, debido a que sus cuerpos eran solo piel. Pero si produjeron huellas llamadas Oldhamias, que se impregnaron en el lodo el cual se convertiría en las rocas de basamento. Esto no quedaría allí, debido a los estudios geológicos y arqueológicos, se llegó a encontrar un rastro de gusano único en todo el mundo, que recibió el nombre de Nereites saltensis, en homenaje a Salta, sitio de su descubrimiento. La laja verde donde se la encontró es de la misma que existe en la cantera los Gauchos, cercana a la Quesera en el famoso circuito güemesiano, esas lajas fueron también utilizadas por largo tiempo en las construcciones de la ciudad de Salta, revistiendo fachadas o conformando veredas, también en el pueblo de Cachi existen similares lozas, como en otros sitios de la provincia.
En las rocas del monumento a Güemes, en el sector donde hay placas conmemorativas, hay huellas de los antiguos gusanos, agujeritos que el ojo no experticio, no le da importancia, pero ya conociendo su gran historia, se constituyen en un lugar mas de la invalorable riqueza que posee nuestra ciudad. Así como esas marcas en ese sitio, en otras partes del monumento y a los pies del mismo, encontraremos huellas de aquellos gusanos prehistóricos, tan nítidas que no hace falta mas que mirarlas para deslumbrarse con su presencia, ya que estamos ante las huellas de los animales más antiguos del mundo.
Por todo esto y mucho más el monumento al héroe gaucho en Salta capital, es un patrimonio argentino el cual fue declarado recientemente como Monumento Nacional, y alberga no solo la belleza de sus esculturas y la figura insigne de nuestro Prócer, sino que también resguarda uno de los reservorios arqueológicos más importantes del país.
A continuación, dejo algunas imágenes que fotografié de las huellas fósiles que podemos observar a simple vista en el monumento, sin duda existen muchas más. Pero es bueno que conozcamos este aspecto casi nunca revelado de nuestra pasado. Siendo quizás la primera vez que muchos de ustedes vean estas imágenes y conozcan su historia.
Se solicita en caso de compartir el TEXTO e imagen citar la fuente original ya que es una investigación propia y un informe con © de Juan O. Wayar










FB del Autor: https://www.facebook.com/groups/1144612025610709/user/100000047862803/



Comentarios